lunes, 26 de marzo de 2012

Su-pongamos que hablo de Madriz

Su-pongamos que hablo de Madriz

(En colaboración con Marta Oltra R-Santana: 
gracias por  las imágenes y los versos)

La vieja niña que no acaba de crecer,
se entrega por la noche a los extraños,
usa la mascara de lo que pudo ser,
y busca el paraíso en los andamios.

Lleva mi grito temblando en el bolsillo,
vértigo de balcón que da al pasado,
mis sueños de grandeza a ras del piso,
y un reloj con el pulso acelerado.

Esta ciudad mordisquea mis poemas,
bebe mi sangre y se marcha sin pagar,
siembra muchachas tristes por la acera,
que no están cuando las vuelvo a buscar.


Me hace el amor si solo quiero sexo,
si me enamoro se va con otro chulo,
lo mira todo con gafas de diseño,
camina lento, pero meneando el culo.


(Estribillo?)
Aunque te deje lamerle las caderas,
jamas sabes si te volverá a llamar
guarda en las ingles todas las fronteras
que nunca me canso de cruzar.

Me mata de apetito y me amamanta

por tener el corazón del mismo lado,
si se come su memoria se atraganta
con ceniceros de versos apagados.


Callejón que a veces lleva al cielo
es la mecha que recorre los andenes
caballeros sin honra que se baten a duelo
por doncellas que no bajan de los trenes.

Te llama por tu nombre un día cualquiera,
pezones de semáforo, corazón de ladrillo,
al mismo tiempo humilde y altanera,
corona de princesa, bragas por los tobillos.


(Estribillo?)

Me deja pernoctar entre sus piernas,
me desaloja si le da por recordar,
me declara su amor por las paredes,
cuando amanezca me volverá a olvidar.

viernes, 23 de marzo de 2012

Pasajero





Lo bueno es que puede ocurrirme la nostalgia, 
el amor, las despedidas, 
la muerte o tú. 


También la gripe. 


Pero esta noche, 
prefiero tú.


Lo malo es que puede sucederme la apatía,
el olvido, las rutinas,
la nada o tú.


También la vida.


Pero esta noche,
prefiero tú.


Lo raro es que pueden matarme la tristeza,
el deseo, las derrotas,
la gloria o tú.


También la distancia.


Pero esta noche,
prefiero
que me vivas
tú.

Cadáveres exquisitos

(Un poema de "Si dios me pide un bloody mary", que debería prolongar con nuevas influencias)

Voy con mis muertos a cuestas
mis muertos cómplices famosos
que saltaron desde libros de la infancia
fiebres adolescentes
insomnios sin dinero ni tabaco
o maduros entusiasmos envidiosos.
A esos muertos les canto.

Canto a los que parieron maravillas
en mesas de bares y despachos
en trenes estaciones calabozos
(alguna mansión que también los hay con suerte)
románticos violadores de cuartillas.
Esos no han muerto tanto.

Fueron dioses descreídos y sin planos
vanidosos farsantes imprudentes
neuróticos viciosos tartamudos
llenos de voces que eran vidas prestadas
y por puro descuido me prestaron.
Con esos muertos canto.

Escritores que atormentan mis intentos
con la impunidad insolente de sus logros
la imperfección inmejorable de sus textos
el privilegio al fin de saberse protegidos
y escoger el final de su argumento.
De esos muertos me espanto.
Cómo igualar de chandler la porfía
de cirrótico borracho sin temblores
ebrio de soledad harto de hollywood sin cissy ya
para qué quiero la vida
suicidado en la jolla mientras yo nacía.
Cómo copiar de cortázar el delirio
de clase media alta afrancesada
capaz de cronopiarse en la distancia
llevar en parís
las voces del país que compartimos
y tocarles el culo a las palabras.

Cómo igualar de borges la ironía
que lo hizo viejo antes de los veinte
que lo hizo sabio y niño a los sesenta
y lo volvió buen palpador de secretarias
(no sólo las palabras tienen culo).

Cómo beber de bukowski la dulzura
oculta entre brutales cucarachas
poética entre sabanas pringosas
auténtica
en peleas tugurios y borrachas
y seguir siendo un gigantesco caradura.
Cómo tener de neruda la soberbia
de jardiel la mínima estatura
de reed la rebelde incoherencia
el complejo
que llevó a hemingway tan lejos
de boris vian que me dejen la locura
No me olvido de lorca ni de verne vonnegut
dos passos o soriano
hammet bernard shaw o conan doyle
manuel scorza
bertold bretch quevedo haroldo conti
(siguen las firmas y la deuda crece).
A esos muertos les canto.

Espléndidos difuntos contagiosos
viajeros en baldosas y bañeras
acechados por facturas y dragones
que ya se sabe
resultan mucho menos peligrosos.
y nunca te embargan las princesas.

En el lugar que estén -será una imprenta-
desaparecidos para seguir estando
se reirán de sus viudas de papel
de los críticos
que los redescubren cada diez años
y de los lectores que a cuestas los llevamos.
A esos muertos les canto.
De esos muertos me espanto.
Esos
no han muerto tanto.

jueves, 22 de marzo de 2012

Zanón y Salem, en EL CULTURAL

http://www.elcultural.es/noticias/LETRAS/2962/Zanon_y_Salem_mano_a_mano 


Zanón y Salem, mano a mano

Los dos escritores de novela negra conversan de la fama, el género, la poesía y de sus últimas novelas

DANIEL ARJONA | Publicado el 22/03/2012


En el cruce de caminos de la novela negra española más reciente, unos minutos antes de que se ponga el sol, nos encontramos con Carlos Zanón (Barcelona, 1966) y Carlos Salem (Buenos Aires, 1959) en Los Diablos Azules, un animado garito malasañero en el que ambos declamarán sus versos un poco después. Nada es por casualidad. Los dos Carlos comparten no sólo nombre y apellidos de cinco letras, sino también veleidades líricas, tardía entrada y éxito en la pasarela literaria e idéntica afición por el más negro y hoy Rey de los géneros. A ambos les une también sello editorial, RBA. Allí Zanón llevó bajo el brazo No llames a casa, una historia de chantajes y juego sucio en los bajos fondos barceloneses, y Salem, Un jamón calibre 45, donde persigue la aventura de un argentino "jodido pero contento" que se ve envuelto en una andanada de violencias y amores cuando decide aceptar la invitación de una desconocida. Llegan las cervezas a la mesa y se dispara la velada.

Pregunta- Sus editores afirman que son "el máximo exponente de la renovación de la novela negra en España". ¿Se sienten así? ¿Por qué y en qué sentido debiera renovarse el género en España?
Zanón- Yo no me tengo por renovador, cada uno escribe de sus películas, de sus fantasmas y del libro que le gustaría encontrar en la librería. Es al leerte y catalogarte cuando te intentan ubicar en algún sitio. Y además, como potencies esto de la renovación, de aquí a unos años corres el peligro de ser renovado.
Salem- Eso es. Creo que si tienes tu voz propia, aunque la hayas conseguido por casualidad, llega un momento que tienes un cierto público que antes no conocía tu obra y si encuentran otra voz, otra manera de hacer las cosas, pues igual es eso.Zanón escribe un realismo oscuro con un lirismo poco frecuente. No es que renueve, es que es su seña de identidad.
Zanón- Lo importante es tener personalidad y tú, Salem, la tienes, se puede identificar tus libros en cualquier sitio. El género y la renovación se adjudican a posteriori.

P.- Ustedes han desempeñado otros trabajos, Salem, de todo tipo, y Zanón, fue abogado, y ambos llegaron tardíamente a la publicación. ¿La fama tardía sabe mejor? ¿Serían otro tipo de escritor de haber triunfado a los 20?
Salem- Yo cuando triunfe te lo cuento, jajaja. A veces pienso que he perdido diez años, que podía haber empezado a publicar diez años antes porque no escribo mejor que entonces, aunque he aprendido algunas cosas. Las cosas se dan como se dan. Si hubiera triunfado a los veinte, como Mañas, y me hubiera forrado posiblemente no estaría vivo. Lo mío ha sido una carrera de fondo.
Zanón- Si tienes mucho impacto con una primera novela, te mata como autor. Si todo el mundo te dice que eres la hostia con veinte años, cuando te tienes que volver a sentar a escribir ya no eres el mismo. Creo que estás más formado después de la serie de derrotas que es la vida, como dijo Groucho: "Desde la más absoluta pobreza alcancé las más altas cotas de la miseria".
Salem- Pero oye, hay gente que escribe maravillosamente con 20 años. Como dijo alguien, nunca sabes cuántas novelas tienes dentro hasta que es demasiado tarde.

P.- ¡Y los dos son poetas! Y recitan al alimón. ¿Piensan que sus estilos, tan marcados y peculiares, beben de la poesía? ¿Se sienten más poetas narradores o narradores poetas?
Salem- Creo que soy un novelista decente y un muy mal poeta, pero hago lo que me gusta. Mi mejor poesía está en mis novelas. Ya está bien de desconfiar del poeta narrador.

P.- No, al contrario, no sólo no desconfío sino que les pregunto por la riqueza que el lirismo brinda a la narración...
Salem- Es uno más de tu abanico de recursos. Y todo el mundo lleva la poesía dentro, aunque no la escriba, así que un novelista poeta igual tiene una ventaja.
Zanón- No hago distinciones cuando escribo poemas o narraciones, mi voz sale del mismo sitio. El juego con las imágenes, la tensión, la intensidad, decir lo que no se dice... Si tu poesía no está vacía o es idiota, cambia tu prosa. Todo el mundo, el cine, la novela, la publicidad utilizan recursos poéticos, así que, ¿por qué Carlos y yo tendríamos que avergonzarnos de ser poetas?
Salem- No, si yo no me avergüenzo, jajaja. Uno no decide ponerles a una historia quince gramos de lirismo, te lo pide el personaje. Hay frases que me recitan mis lectores y yo digo: "¡Qué bonitas!" Y me responden: "¡Si son tuyas!". Y yo nos la recuerdo porque estaban incorporadas a la poética del personaje.
Zanón- Claro, es que la poesía tiene un plus de intuición, un puñetazo que le va muy bien a la novela negra. Que hay libros que se nota que los han cortado tanto para que entren en el molde que es como leerte un manual de instrucciones.

P.- Y para concluir el juego de los parecidos, llegamos a los temas. Sus respectivas novelas están transidas de malditismo: pobres diablos, delincuentes, sordidez. ¿Es ahí dónde os encontráis más cómodos contando?
Zanón- Es que se habla de determinados ambientes como lumpen y tú te das cuenta de que has vivido en ese barrio toda la vida y no sabías que era lumpen. Para ti era un día más en la oficina, era tu gente. Pero luego, además, es que yo entiendo mejor al pobre diablo que al que invierte en Bolsa todos los días. ¿Qué gente escribe, qué gente hace canciones? Cuando tienes mucho dinero no tienes nada por lo que luchar ni nada de qué escribir.
Salem- Pero Carlos, hace unas décadas el arte era precisamente la actividad de las clases acomodadas. Yo es que soy un lumpen de clase media, media alta, media baja, oscilante. Si he pasado hambre es porque me apeteció. Y mis novelas son bastante de clase media, lo que pasa es que cuando entras en el mundo de la noche una copa te cuesta lo mismo a ti y a un banquero, a ambos nos gustan las misma chicas y escuchar las mismas historias, aunque él luego se vaya en su Ferrari y yo en Metro a casa. De hecho, en mi novela el protagonista es un argentino de clase media que si no ha entrado en el sistema ha sido por pereza vital. Yo siempre me siento de visita en todas partes.
Zanón- Cierto, sólo hay que meterse en una cabeza determinada y hacerla verosímil, que tus lectores salgan de tu novela distintos a cómo han entrado. Entonces funciona.
Salem- Oye, y funciona a veces de una manera muy rara. Por ejemplo, en mis libros hasta ahora las mujeres tienen un papel secundario y sin embargo tengo mayoría de lectoras. Si eres honesto todo irá bien, un farsante honesto y amable.

P.- ¿Y hasta que punto les interesa el tópico manido del género negro como mejor escenario para la denuncia social?
Zanón- Lo mejor para los autores de novela negra es que han trabajado desde un subproducto, sin pretensiones artísticas. Así, les han salido bastardos por todas partes y hoy puedes encontrarte cualquier cosa.
Salem- Claro, si te vas a una librería en la mesa de negra puedes encontrar las nuestras y, se me ocurre, la de Calvo, pero si te vas a la mesa de novedades donde en teoría no son negras y venden, se supone más que las nuestras, hay muchas que tiran de recursos del negro. Estoy de acuerdo con Paco Ignacio Taibo II que afirma que la novela negra fue la novela política de la segunda parte del siglo pasado. Pero para mí lo fundamental de la novela negra es que sea novela de personajes.
Zanón- Exactamente, y en la novela negra, lo mejor es que todos los personajes tienen algo que ocultar y todos nosotros, también, tenemos algo que ocultar, o engañamos a la novia o hablamos mal de nuestro amigo, etc. A través del negro lo que haces es asomarte, mirar y verte tú.
 

martes, 20 de marzo de 2012

"El torturador arrepentido", este viernes en Barcelona


"EL TORTURADOR ARREPENTIDO" 
de Carlos Salem

Viernes 23 de marzo a las 21.00

Cía Brétema Teatro


SALA CINCOMONOSC/ Consell de Cent 283 (Metro Universitat o Passeig de Gracia)



Entradas a 10 € con reserva/ 18 € en Taquilla


Reservas en Atrápalo o Cincomonos.org 
También por teléfono: 93.451 74 15 

SINOPSIS:


¿Se puede arrepentir un torturador? ¿Puede amar? ¿Puede sentir ternura, ansiedad, ausencia?
Es lo que se preguntan Julio y Jorge Luis, un adolescente y un hombre muy diferentes que son la misma persona, dividida por una venganza postergada durante veinte años. Porque ahora, media vida  más tarde, han encontrado al hombre que juraron matar para hacer justicia. Sólo que no es como lo recordaban.
 Ambientada en la Argentina de 1979 y la España del 2000, la obra indaga sobre la fragilidad de la memoria y las coartadas que nos inventamos para sobrevivir con la culpa o la rabia. La víctima tiene la ocasión de convertirse en torturador, pero…  ¿Puede alguien que destruye vidas amar otras vidas?
La historia de esta revancha nos enfrenta con tantas preguntas como caminos existen, y pone en relieve la más difícil de responder:
 ¿Si tuviéramos que optar entre ser torturador o torturado, qué elegiríamos?

Elenco: Jorge Salinas, Marcos Frutos, Charlie Anderle, Agustina Santinelli, Bianca Palmisano, Luciano Cherone y Lucía Jurjo y Martín Serna
Dirección y Producción: María Suanzes
Ayud. Producción: Laura Velazquez
Iluminación: Christian Salinas
Música Original: Marco Chiaperotti

Cartel diseñado sobre una pintura de Nicolás Mira.

lunes, 19 de marzo de 2012

"Orgía de andar por casa", el vídeo



En torno a poemas de mis libros ORGÍA DE ANDAR POR CASA y SI DIOS ME PIDE UN BLOODY MARY, SARA MARTÍNEZ elaboró una dramatización que combinaba danza e interpretación. El invento de llamó POEDANZA y lo llevamos el 1 de mayo a Ginebra, en el marco del Salón del Libro. Ya hicimos algo en La Casa de l.os Jacintos. La imagen no es muy buena, pero es no es culpa de SILVIA GARRIDO, que nos hizo el favor de grabarlo, sino de la cámara, que no era nada del otro mundo. El tema musical, desde luego, de CHET BAKER: Amost Blue. La fotos del cartel y de la portada del libro: JOSÉ NAVEIRAS

"Un jamón Calibre 45" en Esquire

Un poema (tal vez una canción)

(anda Adría Navarro peleando contra mi escasa habilidad para escribir versos cantables, pero la música que hizo inspira a cualquiera...)


Caballero del olvido


Voy al barrio donde ya nadie me espera,
donde todo lo que importa es casi nada,
vivo matando dragones con poemas,
y me encantan las princesas trasnochadas.

No me preguntes nunca lo que hice,
ni me preguntes
por qué.


He cambiado mi armadura
por una chupa gastada,
no confío en los espejos
si no me muestran tu cara.
Cabalgo por tu imposible,
mi lanza  no está oxidada,
es tu espalda mi castillo,
y mi bandera  son tus bragas.

Voy sin dejar huella donde pise
y sólo las verás cuando me marche.
No te preguntes nunca si te quise,
ni me preguntes
por qué.

No pretendo encarcelarte
es una torre dorada,
no hay mas ogros que los miedos,
y las brujas jubiladas
se lo montan con su escoba
si te refugio en mi cama.
Vamos a escribir el cuento
en que el final nunca se acaba.

El mejor error que has cometido,
doy siempre lo contrario a lo que pido.
Prefiero follarte en los portales,
beber tus penas, no importa cuáles,
trepar por la escalera de tus dudas,
hasta la celda en que pintas desnuda
mi retrato con la sangre de tu vino
soy para siempre,
tu caballero del olvido.

Un cuento: El bolsillo

(Este cuento infantil paras niños y niñas con vello púbico forma parte de un librito que probablemente publicaremos las ilustraciones del gran TOÑO BENAVIDES. El título provisional es "Demasiadas trampas para sotanovsky" y el protagonista es el mismo de vario relatos publicados en mis dos libros anteriores, como El ladrón enamorado, "Eclipse" y unos cuantos más.) 


De las trampas de la elegancia
El bolsillo


Sotanovsky sintió que el bolsillo izquierdo le pesaba una barbaridad. De inmediato se sumergió en cavilaciones sobre los métodos utilizables para pesar barbaridades, se preguntó si la medida a utilizar serían libras o kilos, y concluyó en que eso dependería de la región del mundo en que se efectuara la operación, ya que una barbaridad anglosajona sería diferente de una barbaridad latina. Pero cuando se disponía  a interrogarse sobre el peso de una barbaridad oriental y su correspondiente fraccionamiento, advirtió que de su bolsillo izquierdo salía una melodía lúgubre y ventosa. Apoyó la palma sobre la tela del pantalón y percibió los latidos. Eran varios y con diferentes ritmos. 
El pantalón era de buena calidad y su apariencia, inmejorable. Desde que la hallara meses atrás, prolijamente doblada sobre el banco de cemento, junto a la parada del autobús, la prenda y Sotanovsky se habían vuelto inseparables, acaso porque no conseguía bajar la cremallera cada vez que intentaba quitarse el pantalón. 
Eso no ocurría cuando los designios de su vejiga pedían la liberación de líquidos, o cuando necesidades mayores lo llevaban a la poco elegante posición en que todo humano ha de caer varias veces por semana. En esos casos, el pantalón se mostraba razonable y la cremallera cedía sin esfuerzo, permitiendo de buena gana las operaciones de evacuación. Sin embargo, las dos o tres veces que él había abusado de su buena fe para tratar de quitárselo aprovechando esas licencias, el pantalón se rebeló con furia, llegando a lastimar partes de Sotanovsky, muy queridas, sino por las satisfacciones que le habían proporcionado, sí por las que soñaba le dieran alguna vez. 
Sacudió la cabeza y siguió andando. Lo más difícil había sido habituarse a dormir vestido, lo que le valió numerosas críticas por parte de su ex amante, Jackeline, quién al poco tiempo dejó de quejarse, razonando que «para lo que había que ver…». El desencanto de la muchacha era comprensible, ya que el pantalón y no Sotanovsky, fue el responsable del penoso equívoco que rodeó el inicio de su romance; y aunque él hombre intentó convencerla de que el llamativo bulto que ella había percibido en su entrepierna la noche que se conocieron, se debía a una estratagema del pantalón, decidida sin contar con su aprobación, ella insistía en la teoría del fraude comprobado esa misma noche en el piso de Sotanovsky.  
El bolsillo intentó atraerlo con la efusión de perfume a madreselvas que no surtió efecto, ya que el hombre, verdadero experto mundial en estas flores, desconocía su aroma y sólo las había visto en fotografías. Sotanovsky se consoló pensando en la cantidad de dinero ahorrada en pantalones desde que hallara el suyo, ya que la prenda jamás perdía su aspecto planchado y flamante. Le rondó cierta desazón al pensar en el día que descubrió que esa apariencia nueva mejoraba si alimentaba el pantalón con objetos en los bolsillos, y la científica maldad que lo llevó a experimentar el alcance de esta teoría, dejando de alimentar al bolsillo derecho. Descartó el pensamiento, por los ecos dolorosos que traía. 
El bolsillo izquierdo quiso llamar su atención con la interpretación -no muy lograda, pensó Sotanovsky- de un fragmento de Mozart, y una imitación razonable de los gemidos amorosos de una novia olvidada en una esquina de la adolescencia.
—Si recordara el nombre de la calle...—mumuró en voz alta Sotanovsky al recordar las curvas y humedades de aquella muchacha.
Descartó la idea porque había pasado mucho tiempo y si lograba recordar en qué esquina la había olvidado, temía hallarla muy deteriorada por la intemperie. Siguió andando, ajeno a las estratagemas del bolsillo, que abandonando todo recato, se echó a llorar.
—No me conmueves —le dijo Sotanovsky temiendo lo peor. 
Con disimulo, se palpó el bolsillo derecho, inerme y quieto. Creyó detectar cierto latido, pero supo que era imposible y le faltó muy poco para unirse a los sollozos del bolsillo izquierdo. Después de semanas, aún no lograba sobreponerse de la pena que la causó la muerte del bolsillo derecho. Suspiró al recordarlo, siempre tan educado y discreto, capaz de cargar con infinidad de objetos sin proferir la menor queja. Desde su fallecimiento, Sotanovaky se sentía más solo que nunca. Pero había sido necesario acabar con él, como hacía ahora con el bolsillo izquierdo. El pantalón debía morir, pese a lo excelente del género. A Sotanovsky no le importaba su tiranía, pero el color le parecía detestable. 
Pese a su determinación, le inquietaba la resistencia del bolsillo izquierdo, que siempre había mostrado una personalidad más inestable que el derecho. 
Llegó a la parada con varios minutos de antelación. El bolsillo izquierdo estaba en silencio. Palpó la tela y sólo después de algunos segundos alcanzó la calma de la certeza: el bolsillo no había muerto, sólo estaba durmiendo. Certificó ese diagnóstico el ronquido grave y acompasado, que brotaba de la boca entreabierta del bolsillo. «Mejor así», se dijo Sotanovsky, que como asesino de bolsillos no era gran cosa. 
El autobús asomó su morro aplanado al final de la calle. El ruido del motor se perdía bajo el de los motores humanos y  rencorosos que atestaban el aparato, y la premura por conquistar un lugar entre la muchedumbre, llevó a Sotanovsky a calcular distancias, potencia del salto y velocidad de la monedas al caer sobre la mano del conductor. Echó atrás la pierna izquierda, llenó de aire sus pulmones y sin pensarlo metió la mano en el bolsillo para buscar las monedas. 
Sintió un tirón, al principio casi una fuerza de cosquillas, como cuando dejaba la mano cerca del tapón de la bañera y el agua al irse jugaba a llevarlo con ella ; pero enseguida se convirtió en una succión un poco obscena, una rabia de pozo, un viento de fauces. 
Quiso resistirse y echó el cuerpo hacia atrás, obteniendo el anticipo de una victoria cuando el bolsillo cedió en su empeño. Pero al aflojar los músculos para repetir el intento, el bolsillo izquierdo tiró con fuerza de titán y  Sotanovsky supo que estaba derrotado. La oscuridad del bolsillo engulló su cuerpo y al caer, se asombró del tamaño interior de un bolsillo tan pequeño por fuera y que por dentro parecía más amplio que su piso. «Y seguramente con un alquiler más bajo», pensó. Alcanzó a reconocer algunos objetos que creía perdidos y casi fue feliz al ver, hacia donde calculaba que estaría el Norte del bolsillo, aquél billete de 500 que creía perdido hace tiempo. Se emocionó al pasar junto al papel doblado en triángulo, en el que Jackeline le apuntara por primera vez un romántico insulto, y la nostalgia atenazó su pecho al reconocer, flotando en el negro vacío, algunas plumas sintéticas del primer cú cú que estrangulara, cuando era poco más que un niño. 
Siguió cayendo y contabilizando reliquias entrañables que daba por perdidas, hasta tocar fondo sobre una mullida capa de pelusas. Le pareció divisar siluetas inmóviles como muñecos, pero la oscuridad era total.  
En el silencio oyó un sonido breve y definitivo, «como un suspiro cósmico que sube hacia salida del bolsillo», se dijo. 
Pero de inmediato se convenció de que no era un suspiro, sino un eructo.


El hombre llegó corriendo, y sus piernas en el aire parecían pisar el humo que dejaba el autobús al alejarse. La cara redonda y maliciosa de un niño le hizo burla y tropezó con un adoquín, antes de caer en un charco. Revisó su diccionario mental de insultos y decidió economizarlos porque no eran tantos y tenía un vasto día por delante. 
Al sentarse en el banco, reparó en el pantalón, prolijamente doblado y de aspecto flamante. «Parece nuevo y caro», se dijo. Comprobó que la talla era la suya, midió el largo de las piernas, y mirando hacia los lados lo ocultó en su maletín. Hasta que llegara el próximo autobús tenía tiempo de volver a casa y cambiarse. Cuando el jefe lo viera llegar vestido con una prenda tan cara, no se atrevería a regañarlo, y puede que hasta la estirada de Sofïa se diera al fin por enterada de su existencia. 
Volvió sobre sus pasos silbando confiado. 
De alguna manera, tenía la seguridad de que esa mañana empezaba una nueva vida. La calle, juraría, olía a madreselvas.

domingo, 18 de marzo de 2012

alcoba paralela: (con) versando con Carlos Salem

alcoba paralela: (con) versando con Carlos Salem: Si fuera un accidente geográfico, como decíamos en aquellos juegos  en los que sin saberlo ejercitábamos el arte de la metáfora, serí...
http://veoguadatv.com/2012/03/con-versando-con-carlos-salem/ http://veoguadatv.com/2012/03/con-versando-con-carlos-salem/

Bolero a 4 patas



El amigo Marwan está poniendo música (cojonuda) a este poema mío. Este fin de semana tuve ocasión de escuchar lo que el llama "borrador" y no me quito la melodía de la cabeza. Puede que algún verso cambien para cuadrar mejor, pero la letra es esta:

Bolero a 4 patas

Tus fugas hacia dentro pero cerca,
mi verbo que te teme y te provoca,
la realidad ajena tras la puerta,
las penas que cayeron con la ropa.

Mis celos cuando besas la cachimba,
tus miedos, como venas de una rosa,
querer la eternidad y no pedirla,
la promesa del vino dibujándote la boca.

Tu culo respingón, tu cuello tallo,
el poema que  te curva las caderas,
todo lo que me dices cuando  callo,
tu sonrojo si te nombro mi pantera.

El tiempo que vendrá si lo traemos,
mis manos que te visten de caricias,
ese viaje a Paris que nos debemos,
tu coño, es el jardín de las delicias.

Mi sístole bailando con tu diástole
("dos locos bajo un chaparrón de notas" )
leernos como un poema en braille,
el secreto que tanto se nos nota.

La música de un sueño sin permiso,
bolero a cuatro patas que nos brota
de un amor que es redención y vicio,
vencedores
de todas las derrotas.
.

lunes, 12 de marzo de 2012

http://www.youtube.com/watch?v=qcpWPLyEbnA&feature=player_embedded




http://www.periodistadigital.com/ocio-y-cultura/libros/2012/03/12/culturamas-periodista-digital-novela-negra-carlos-salem-pedro-paz-senda-trazada-jamon-calibre-planeta-editorial-rba-libros.shtml


Tertulia Culturamas / Pedro de Paz y Carlos Salem

"Madrid tiene su punto de vieja dama decadente, un poco puta pero con mucho encanto y de la que te enamoras"

"En al capital epsañola hay una novela negra en cada esquina"

Javier Vázquez Losada, 12 de marzo de 2012 a las 16:35
Carlos Salem, Lorenzo González y Pedro de Paz en la tertulia de Culturamas en Periodista Digital./>

Carlos Salem, Lorenzo González y Pedro de Paz en la tertulia de Culturamas en Periodista Digital.

  • Carlos Salem, Lorenzo González y Pedro de Paz en la tertulia de Culturamas en Periodista Digital.
Con Pedro de Paz y Carlos Salem nos sumergimos en las calles más oscuras de de Madrid para hablar de héroes y villanos, y de cómo estos 'villanos' también tienen sus códigos de honor.
Los autores de 'Un jamón calibre 45' y 'La sensa trazada' aportan un enfoque original, único, diferente y, sobre todo, madrileño, al género de la novela negra en este cuarto encuentro de tertulia literaria entreCulturamas y Periodista Digital.
Ambos autores ubican sus novelas en Madrid y Carlos Salem explica el punto seductor de esta ciudad:
Carlos Salem: Madrid tiene una particularidad. Yo soy madrileño y nací en Argentina (...) Madrid acepta a todo el mundo. (...) Se presta para una novela negra. (...) Madrid tiene ese punto: puede haber una novela negra en cada esquina.
Hoy la novela negra, además de en esos viejos fondos, está en las alturas, está en las torres financieras, en las poblaciones dormitorio, (...) está en cualquier parte porque la realidad es una novela negra.
Además, añade:
Madrid no es casualmente la capital de España. Es la capital de la corrupción, del amor, de la traición, de la grandeza, de la pequeñez... de todo. Y todo pasa porque es una meseta.
Pedro de Paz, con "amor de madre", tal y como reconoce, cuenta que Madrid "tiene de todo pero sin despuntar particularmente en nada". Salem agrega:
Porque todos los que venimos aquí dejamos algo". (...) Los grandes amores no es que te enamores de la más linda del baile. Es la más linda del baile porque tú ves lo que no ven los demás. Y Madrid tiene eso.
'La senda trazada' narra un Madrid antiguo, al igual que su anterior novela 'El documento Saldaña', en la que, según explica Pedro de Paz:
En 'El documento Saldaña' Madrid es un personaje más, de hecho sino es el personaje principal de la novela porque, realmente, 'El documento Saldaña' surgió como un homenaje a Madrid. Yo quería hacer un homenaje a Madrid. No utilizarlo como telón de fondo sino un homenaje explícito. Entonces lo que hice fue montar una especie de evocación de la isla del tesoro de Stevenson, en la que la isla del tesoro era Madrid y el documento Saldaña (...) es el mapa del tesoro de Stevenson.
Y como dicen que los personajes de muchas novelas recuerdan a sus autores...
Pedro de Paz: Es imposible, sobretodo cuando hay una relación de amistad, (...) el extrapolar un poco, por lo menos la imagen física de lo que lees. Yo cuando leo a Poe [personaje de la novela 'Un jamón calibre 45] me imagino a Carlos Salem. (...) Es imposible no dotarlos [a los personajes] de cierta perspectiva vital o de cierta vista o de cierta forma de ver el mundo que tienes tú. (...) Miguel Cortés, que es el personaje de 'El documento Saldaña' en este caso es quizá el más cercano a mí en ese sentido.
Muchos autores utilizan a algunos de sus personajes en diversas novelas, Salem y De Paz explican el motivo:
Salem: Cuando me hace falta un tipo que sea una especie de estafador bonachón, pues ahí está Soldati [protagonista de la novela 'Camino de ida'].