miércoles, 26 de enero de 2022

Café y cenizas

Vuelve si el mundo es una almohada. Tiene llave de cada casa en que viví. Ocupa mi lugar. Fuma en la cama. Se bebe todo el bourbon (mientras fuimos a la vez no le gustaba). Se cuela en mis fotos de infancia, cuando ella aún no había nacido. Es el deseo que pedí al soplar las velas. El primer siempre que escribí. El único en el que he creído. Se queda más del tiempo permitido. Persuade a los relojes para que sea noche entre nosotros. Me imprime sus abrazos. Me lustra el esqueleto. Se desnuda de memoria. Me deja sitio y entro. Cometemos en sueños proezas de esas que sublevan vecindarios. Nos hacemos amorosas salvajadas. Nuestra discreción es el escándalo. Grita que me equivoco y confundo los tiempos. Que esta felicidad es un ahora y no un recuerdo. Y así despierto exhausto y sonriendo. Espero que vuelva del baño o de la calle tejiendo cordilleras de aire con los dedos. La amnesia feliz dura un momento. No sé si vino como tortura o como premio. Intento leerlo en las cenizas que ha dejado en las sábanas. pero suspiro y las disperso. Luego sonrío por si acaso. Hago café. Y empiezo a escribir esto.

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