En la cama que olía a la sorpresa de los cuerpos
volví a entrar en tu libro
lentamente
besé cada palabra lastimada
te supe invicta a pesar de los empates
te vi abierta de piernas a la vida.
Me desnudé como un lobo:
para leerte mejor
lamí la mano que te saludó por dentro
y amenacé empalmado al espejo del techo.
No tuve que tocarme
lo hacias tú
con versos como gotas de un chubasco de sudores
con dedos de domingo
con tu boca que se asusta de besar
hasta que empieza
con tu coño
sonrisa sin mordiscos.
No me corrí hacia fuera:
el placer de torturarme con demoras.
Pero mientas escribo esto
en un locutorio mal ventilado
y camino del aeropuerto
me sigo corriendo.
(Voy a llevarme tu libro en este viaje
volveré a abrirte
mientras calientan los motores
y te dedicaré la cara que ponga la azafata
cuando venga a abrocharme el cinturón.)
6 comentarios:
hola. hace tiempo que leí una novela suya que, por cierto, me gustó mucho.
Felicidades por el blog.
Esto que acabo de leer en tu blog me parece fantástio. En serio. Felicidades.
Yo también soy escritor (me gusta escribir a diario, aunque no venda)
pásate por mi blog si te apetece. Lleva abierto ya un año, y lo actualizo a diario.
Saludos
http://josamotril.wordpress.com
Muy buen poema, Carlos. Escrito con pulso. Tiene garra. Me ha gustado mucho.
Saludos.
Pues yo, por la parte que me toca (y que me tocas) debo decir...que...
Me gustaría que me lo leyeras, en bajito, susurrándome al oído, despacito, suavecito y lentamente...
Hey nada le sobra, preciso, precioso.
Poemas que cuentan historias, que caminan solos
desde la lejana montevideo
salud
Tendré que leerte todo, porque este pedazo tuyo ya me ha enganchado
Qué fuerte......
Así da gusto leer. Ya tengo un sitio preferido.
Un saludo.
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