domingo, 1 de junio de 2008

Piropos del maestro Wapner

David Wapner
Camino negro y absurdo
Sobre “Camino de Ida”, novela de Carlos Salem
(2007, Editorial Salto de Página, Madrid, 216 páginas)

“Camino de ida”, de Carlos Salem , es el viaje de un ser oscuro, Octavio Rincón, desde su lugar a la sombra de una excusa llamada Dorita (su esposa), hacia una luz de ficción. Un hecho fortuito, la muerte repentina de la excusa, pone en acción esa luz tanto tiempo reprimida dentro suyo, y desde ahora, iluminará sus actos futuros una fantasía potente, con la carga de clichés acumulados en la imaginación de un virgen, en el sentido más amplio, se dispara, ya fuera de control.
El fracaso es un fantasma omnipresente en el imaginario argentino, y Salem se hace cargo de este precedente. Como en los libros de Osvaldo Soriano, el camino de este gris oscuro Octavio, de pronto encandilado por esta aventura casi surgida de sus sueños, se cruza con una caterva de seres quebrados, caricaturas, fragmentos de si mismos, cuyo papel en la Historia ha terminado (a lo mejor, también la de sus países), que se mueven por inercia, pero que, aún así, cuando coinciden entre sí, generan luz, y un sentido efímero pero potente a sus actos: tal la ficción.
De ahí la relevancia del relato paralelo, de excelente factura, que acompaña el periplo de Octavio. Porque Gardel, el morocho surgido, también el, de la oscuridad más negra, es el símbolo absoluto de la gloria argentina: fulgurante, o, más que eso, esperpéntica, gloria extrema que necesita de la muerte para perdurar. Salem relata paso a paso, con calidad fotográfica (y fonográfica) el ascenso de esta gloria, que corre paralela al fracaso patrio, a ese montón de “piedras mudas”, última esencia de su ciudad-país.
Ambas historias confluirán en un punto, o al menos esa es la ilusión, pero hacia allí apunta, hacia el final, aquel 38 oxidado que es, sin duda, el alma de esta novela: un revolver fracasado, que en el momento de actuar no mata, pero que, aún así, se guarda un último aliento para, quién sabe, a lo mejor.
Carlos Salem, autor de poemas roncos, sabe escribir novela, negra por alquitrán, negra por humor, negra por lu

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