jueves, 2 de febrero de 2012
No sé cuánto
(Para la prima Isis
que lo rescató de mis mudanzas y olvidos)
No sé cuánto perdés,
y ganás tanto,
si emprendemos de la mano esta aventura,
de pelearle a la vida paso a paso
No sé cuánto perdés,
y ganás tanto,
si desato el nudo de tus penas
con la tijera de mis viejos desencantos,
y tiramos todo junto a la basura,
del olvido total o del pasado.
No sé cuánto perdemos,
y ganamos tanto,
si juntamos dos sonrisas extraviadas,
construimos la represa contra el llanto,
o animados por las dificultades,
nos trocamos,
dos en uno
y uno en tantos.
No sé cuánto perdés,
y ganás tanto,
si consigo despertar dentro de ti,
la epidemia que tus ojos desataron,
en mi espíritu cansado,
malherido,
en mi viejo soñador adormilado.
No sé cuánto he de perder,
y gano tanto,
si arriesgo, en esta apuesta todo el saldo,
para obtener,
hay que otorgar antes,
para ganar,
hay que perder un poco,
para ser feliz
hay que estar un poco loco.
Y de eso, vos sabés,
tengo bastante.
(Escribí este poema de amor “envenenado” de Benedetti hace 33 años,
y renegué de él durante 30. Ahora vuelve a gustarme.
¿Será que me voy haciendo joven?)
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