La casa
Después de limpiar toda la casa
exprimo las botellas y riego el suelo
para que siga oliendo a nosotros.
Con los ceniceros
tardo más
y los dejo rebosar de collillas
y momentos compartidos.
Ya sabes que me gusta escribir en el humo
y la ceniza es la espuma de las olas
que nos mantienen en el aire
y aquí siempre es de noche
porque el sol
monta guardia fuera
para que nada nos moleste.
Friego todos los jarros de café
para preparate cientos de desayunos
cuando la mañana nos sorprenda.
Dejo la cama para el final
porque me niego a despojar las sábanas
de tu forma o tu esencia
y tu calor sigue en ellas
durante días
hasta que vuelves a encenderlas.
Lavo tu copa negra con cuidado infinito
para un tipo tan manazas
quiero que llegue intacta hasta el próximo ritual
de amor oculto y evidente.
Antes de dormirme, lo confieso
beso tu tanga
que más que un trofeo
o una prueba
es el expediente secreto
de las noches que vienen
de camino.
Ventilo la casa.
Me acuesto
y cuando despierto de repente
creo que has bajado al baño
y volverás con tus sonrisas
abiertas
y dispuestas a la dicha.
Comprendo que no estás
y sin embargo
estás toda la noche y todo el día
brindado con mi vida
borrachos los dos de realidad
de la que no se compra hecha
de la que se amasa con lágrimas a veces
de la que puede llegar a marear
pero no deja resaca
esa realidad poco académica
de la que
sin embargo
siempre quieres una copa más
y siempre tengo a mano
otra botella.
Interrogo al silencio
y se ríe de mis dudas
este silencio está repleto
de tus voces
y todas repiten
pronto
todas cantan una ranchera
extrañamente feliz
sobre nosotros
una canción con un final por escribir
y a la que le quedan tantos besos
como estrofas.
Estoy celoso
amor
mi casa también
te ama y te tiene
te busca y te convoca
mi casa
es nuestra casa desde la primera noche
en que te vimos desnuda
incendiando penas
como una llama
para mostrarle el camino a la alegría.
La casa
nuestra casa
y yo
te esperamos.
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