Dos latidos
Hoy soy feliz aunque no sé si lo merezco
prefiero no indagar sobre mis méritos
(tu anillo me recuerda que vuelves esta noche
otra fecha sin fecha que celebro).
No consigo imponer a mis poemas
la angustia que los vuelva respetables.
Se indignan mis escasos seguidores.
y he sabido que planean secuestrarte.
Los comprendo, aunque ellos no comprenden:
añoran al viejo cascarrabias
que iba por la poesía pegando cabezazos
y echaba a dios de un bar por insolvente.
¿Olvidan que la pena siempre vuelve?
¿Ignoran que la muerte no descansa?
No se si ahora soy sabio o inocente,
mi peonza gira con más fuerza que antes
y cuando la pena vuelva
acaso no me encuentre,
y la muerte tendrá primero
que alcanzarme.
He comprendido que la felicidad
dura apenas dos latidos
pero entre ambos cabe
la palabra siempre.
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