El culo más bonito de toda la ciudad
(Casi una canción, para S.)
Ella creía que yo era un hippie de novela
el mejor artesano un maestro del zen
y yo sólo vendía collares en la plaza
si no tenía trabajo qué más podía hacer.
Tenía dieciséis años de niña bien
complejo proletario pret-a- porter
un padre ejecutivo de petrolera
que empezó desde abajo como peón
cada brazo del tipo eran tres míos
me hizo seguir dos días y se olvidó.
Yo tenía más o menos veintitrés
y todo el tiempo del mundo para perder
un divorcio reciente pero sin red
tres negocios infalibles y fallidos
viajaría hasta guayana con un amigo
en un gran coche fúnebre que era de él
Me trajo una manzana y cigarrillos
me trajo a las amigas para comprar
y se quedó hasta tarde puliendo anillos
mis amigos rondaban para espiar
tenía todo ese pelo mucha energía
y el culo más bonito de toda la ciudad.
Ella quería que yo fuera un asceta
una mezcla de ghandi y el shidartha de hesse
y yo sólo quería meterme entre sus piernas
dejar hablar la sangre y empezar otra vez.
Afortunadamente ella quería también.
Ella creía que yo era un guerrillero
por los libros de trotsky y los discursos grabados de fidel
yo sólo tenía una dispersa ideología
herencia de mi abuelo y aquél poster del che
Ella tenía pensado hasta el menor detalle
y yo la complacía era su personaje
demasiado cansado para pensar
se quitaba la ropa y volvía a empezar
tenía fuego dentro
y el culo más bonito de toda la ciudad.
Ella quería que fuera un hombre sano
deje de emborracharme me hice vegetariano
defendí mi tabaco y en eso no insistió
decía que mi pobreza era una decisión
ella experimentaba en mí sus teorías
y yo volqué en su cuerpo todas mis fantasías.
Quería que fuera un universitario
por pura cobardía yo era un genio negado
y retomé los libros y me busqué un trabajo
por miedo a no tenerla desnuda boca abajo
y cambié de provincia y entré en la facultad
por el culo más bonito de toda la ciudad.
Ella quería que fuéramos una pareja abierta
una prueba viviente del amor más moderno
y yo sólo quería meterme entre sus piernas
dejar hablar la sangre que hablara un poco menos.
Y desgraciadamente ella tenía celos.
Ella acabó casándose con un amigo
al que aún le debo mi libertad
yo no era el personaje que ella creía
y para estar seguro firmé como testigo.
Y al salir del juzgado salió de mi vida
el culo más bonito
de toda la ciudad.
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