martes, 19 de marzo de 2013
Así está bien
Digamos que el de musa es un trabajo que entusiasma pero cansa.
Que poetas hay en todas las esquinas, casi tantos como bares.
Que la ciudad era una selva sin carteles y llena de emboscadas.
Que lo tuyo ha sido siempre oscilar entre bambis y chacales.
Digamos que yo era un tigre veterano en mitad de aquella calle,
resbalando sin planes y feliz por el empedrado de tu vida.
O que preocupado por medir el alcance de tus profundidades,
dejé de ser el alpinista sin oxígeno de tus dudas cuesta arriba.
Que yo nunca seré dios, es decir que no seré Angel González,
y no podía crearte, para que te crearas, irrepetiblemente tú.
Que cambiamos pecados provincianos por pecados capitales,
y la cordura por un colchón sobre una alfombra de bambú.
Digamos que los andamios, por poéticos que sean,
indican que el edifico está a punto de cambiar o de caer.
Que las transfusiones de confianza y las cajas guardapenas,
no curan la nostalgia ni aseguran contra el vicio de perder.
Digamos que tu nunca y mi tal vez
se traducen en un simple "ya fué".
Digamos que eso jode
y jode mucho.
Pero mucho.
Y que ambos sabemos
que así
está bien.
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