El amor es el crimen perfecto
Porque no le importa dejar huellas
y está siempre sembrado de ADN.
Porque tiene en nómina a los detectives,
a los criminales y a los jueces,
(y creo que les paga mucho menos a los jueces).
Porque sus cadáveres nunca mueren del todo
y resucitan ante otros ojos, inéditos,
para volver a morir,
de amor, dentro de un tiempo.
Porque antes de matar estafa,
con sonrisa de ángel o banquero,
y hace sentirse alto al más enano,
y que nos veamos guapos
los que nos sabemos feos.
Porque te apuñala siempre en el mismos sitio,
y los adictos/barra/ adictas/
hacen cola para su chute de subidón
con destino al precipicio.
Porque es un cronófago
al que no le importa ser coprófago
si has dejado que tu vida
se convierta en una mierda.
Porque inventó a los poetas, a los suicidas,
a las putas, y también,
para que alguien saliera ganando,
a los proxenetas.
Porque nunca se arrepiente
y usa las banderas de tregua como pañuelos.
Porque olvida direcciones, nombres y números de teléfono,
pero cuando te descuidas te acorrala una noche
y te deja desnudo y a solas con tus recuerdos.
El amor a una mujer, a un hombre, a un hijo,
a un club de fútbol, a una idea,
a una mascota o a un planeta,
que te lo quita todo sin permiso
y te da a cambio
el humo de una promesa
junto a una ventana abierta.
El amor es el crimen perfecto,
porque ha estado matándome toda la vida,
y todavía consigue que le abra la puerta,
y lo siente a mi mesa,
y lo tumbe en mi cama,
y lo reciba
como se recibe al viento,
a las buenas noticias,
y a esa bala entre los ojos que llevo años mereciendo:
con una sonrisa resignada,
una copa en cada mano,
y los brazos
bien abiertos.
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