jueves, 27 de diciembre de 2012
Amor y catarros
Hoy prometí no escribirte ningún poema
para que la costumbre no esconda a la sorpresa,
vuelvas a revisar tu móvil con intriga
y te sientas,a la vez, la cazadora y la presa.
Hoy es domingo y tuve fiebre y algún miedo,
y el gato sin ganas de jugar y el café me sabía a calendario.
Hoy me dije que no debía decirte tanto y convertir la interrogación
en un anzuelo para pescarte el corazón y masticarlo.
Hoy me desperté prudente, timorato, conciente de mis años,
memorioso de mis viejos fracasos programados.
Hoy fui un hombre normal durante un rato,
un fiable comprador de algo que nunca había necesitado.
Hoy, durante un par de horas, me di asco.
Pero luego recordé que te traías esta tarde,
con los ojos llenos de preguntas cuyas respuestas sabes,
con esa temerosa decisión irrevocable
que me borra cicatrices y me escribe lo importante.
Y me dije que te traes por razones
que no alcanzo a entender pero merezco,
que toda fiebre que no sea de ti es pasajera,
y no me corresponde ser normal, solo ser cierto.
En fin, es lo que tienen el amor y los catarros:
unos te hacen sentir al borde de la muerte,
el otro buscar el filo de la vida y afilarlo.
Ah, y el poema que no debía escribirte es éste.
Mira en tu móvil,
acabo de enviarlo.
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