lunes, 19 de febrero de 2007

Dos y la noche

(una benedettiada con más de 15 años de antigüedad y cursi a rabiar, que nunca me decido a borrar del todo. Perdón, Don Mario...)

El sale a emborracharse las preguntas
que a solas le formula su bragueta
busca una presa sustanciosa o digerible
un cuerpo que mostrar
busca una cueva.

Ella sale a encontrarse en las miradas
la belleza improbable que se exige
busca un diploma con slip que certifique
que aún puede gustar
busca una prueba.

Se miden desde el filo de los pasos
presumen de atracción con sus amigos
se acercan
sin querer queriendo quieren
y dicen lo habitual en estos casos.
Bailan o no
es lo de menos
beben porque beber
es besar vasos
se repiten los ocultos motivos
comprueban verifican imaginan
y cumplen requeridos requisitos
o acomodan el perfil a la exigencia.

Después
poco después
algo así como tres confesiones después
cinco roces de manos
dos confidencias
se apartan de los grupos respectivos
que ya no los agrupan
ni respectan.

Y salen a la noche que los entra
y se abrazan o no
cuestión de tiempo
se desnudan de ropas o de miedos
se atacan
se curan
se conocen
como mandan la Biblia y las hormonas.

Y él vuelve dando saltos pecho adentro
y ella vuelve dulcemente despeinada
y su bragueta no pregunta estupideces
y sus dudas ya no habitan los espejos
Salieron a buscar y se encontraron
La noche sabe.

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