Ahora
que te conozco un poco más,
y por suerte sigues siendo un misterio,
me asomo lentamente a tus adentros.
como si en lugar de desvelarte yo,
te desnudara el viento.
Toca perderle miedo
al miedo de tus miedos,
asumir lo que ignoro y gozar de la impaciencia;
disfrutar de esa calma que de pronto se escarpa;
inocente caricia, eléctrica y feliz,
que pierde felizmente la inocencia.
Das a mi sexo tenacidad de minutero
que amenaza a las seis, para que vengas.
Hago trucos de magia sin palomas ni conejos.
Y me prometo no dejar otras marcas en tu cuerpo
que las que tardan en borrarse y van por dentro.
No sé cuántos días sin tiempo me harán falta
para contar las sonrisas que olvidas en mi cara,
ni cuándo cambiaste la urgencia de escapar
ilesa de esta complicidad,
por ganas de quedarte
reinando en mi cama.
Cocinar para ti
me gusta casi tanto como devorarte
(he dicho "casi")
y en ambas acciones culinarias,
lo que importa son mis manos en la masa,
para que que las disfrutes, desnuda de etiquetas.
Y la verdad, estás mucho más guapa sin coraza.
No miento ni exagero, no hago versos: siento
que algunas coincidencias derriten los relojes.
Y ese chakra que sabes, vamos a abrirlo a besos.
Ya no espero a mi sombra pero a las seis te espero.
Las seis es cualquier hora que lluevas
y nos mojes.
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