Acuéstate contigo.
La noche es más que una coartada
para el crimen de pasión que aún no cometimos.
Te prestaré tus dedos
para que vayan haciendo la faena
de separar semillas que le toca a los míos.
Que tu lengua, imposible,
llegue a lamer los gozos y las penas
profundas y calientes que lamen lo que digo.
Que todas tus entradas
canten latidos de bienvenida
al invasor amable que ha tomado tu ombligo.
Abrazate de todo
y que la nada anuncie la estampida
que llegará conmigo, a romperte el olvido.
Acuéstate contigo.
La soledad es una calle transitada
y acelerando,
hasta tu centro,
voy en camino.
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