Hombre sin sombra
porque él es su propia sombra,
alopécico licántropo
en noches de luna vacía,
pinta de conde transilvano
que se alimenta de su propia sangre,
y como dibuja Igor,
dueño de su propia nube,
que no es poco.
Mientras el resto de nostros
chapotea en los charquitos
de nuestras penitas
que salpican poquito,
él se mantiene a flote
o se hunde entre sus penas,
las amasa, las besa,
y se asoma para verlas.
El hombre hermético,
francisco acaso, el hombre ostra,
se abre los miércoles
y nos muestra,
lentamente,
alguna de sus perlas.
(Igor, cabrón: no se puede dibujar así, de memoria además, y ser buena gente)
2 comentarios:
superafavor
Carlos, utilizo tu espacio (sé que no te importa), porque este hombre tan extraordinario no tiene código postal en su mundo.
Este Fran tan nuestro, tan bien retratado es el amor en el estado más puro: del que duele, del que escuece solo de pensarlo, del que a veces revienta en mil pedazos la cordura, del que mata.
Invitanos a tu nube Fran que iremos en tropel. REYES
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