lunes, 8 de enero de 2007

Apuntes para una breve historia del artisteo, I

(Para Silvi & Patty)
En el principio no fue el verbo, sino el gruñido.
Los humanos vivíamos en cuevas, no nos lavábamos demasiado, y sólo pensábamos en comer, cagar y follar. Como ahora, pero sin DVD.
Gruñir bastaba para comunicarse, porque no había mucho que decir: miedo, rabia, dolor, y una pregunta interminable que nadie se hacía "¿Qué coño hacemos en este mundo lleno de mamuts y sin ningún bar a la vista?"
Estaban demasiado ocupados en sobrevivir como para andar con dudas.
El mamut no duda. El cazador, sí, pero sólo una vez.
El cazador, digamos que se llamaba Grok, solía ser el más fuerte de la cueva, traía la comida y en recompensa, le tocaba siempre el mejor trozo de carne de mamut y el mejor trozo de entrepierna de Ñam, la buenorra de la cueva, la de las tetas más grandes, la mejor reproductora.
El resto de los habitantes de la cueva tenían una utilidad más o menos difusa, pero basada en:
a) hacerle la pelota a Grok para que les siguiera dando carne
b) buscar alguna utilidad aparente (mascar cuero para ablandarlo, guarradas así.)
El caso era encajar de alguna manera y hacerle la pelota Grok.
En esa cuva había un enclenque, un canijo cavernícola que digamos de llamaba Puajj.
Daba asquito verlo: poco pelo en la cara, los ojos saltones, siempre pensando en otra cosa. Puajj no hacía nada de utilidad (le daba alergia mascar cuero, supongo), y apenas le hacía la pelota a Grok.
A puaj le gustaba Ñam. Mucho. Todos los atardeceres, se subía a una piedra alta fuera de la cueva y se la meneaba a las luz del crepúsculo pensando en Ñam. También lo hacía al amanecer. Y a la hora de la siesta. Digamos que Puajj se pasaba el día meneándosela a cuenta de la tetona Ñam, que no le hacía el menor caso.
Como Puajj no hacía nada útil ni le hacía la pelota a Grok, comía poco, las sobras de las sobras del mamut, y aunque un mamut de buen tamaño cunde lo suyo, a él le tocaba lo justo para sobrevivir.
Puede que esa combinación de factores (comer poco y meneársela constantemente) llevara a Puajj a preguntarse por qué él era diferente, por qué Grok se comía la mejor pechuga de mamut y la mejor pechuga de la cueva y por qué Puajj no.
Desde su piedra, entre paja y paja, Puajj observaba todo: las cacerías, las carreras de las bestias, los cambios de las estaciones, a Ñam lavándose el chocho en el río (pausa para nuevo meneo), y acaso de tanto ver y preguntarse, se quiso responder y no tenía palabras. Pero tenía una piedra que manchaba. Y una cueva sin decorar.
Dibujó las palabras que no tenía: el mamut que le gustaría cazar, al cabrón de Grok (y lo dibujó delgado, hecho de palitos), las tetas de Ñam. dibujó lo que no tenía, dibujó su pregunta sobre una diferencia que no le había pedido a nadie y luego se durmió.
Puede que antes se la meneara, pensado en Ñam.
De lo que ocurrió luego, se pueden elaborar varias hipótesis, pero el resultado es el mismo.
Acaso Grok, al ver los dibujos, los tomó como un homenaje. Acaso Ñam se fijara por primera vez en el enclenque de la cueva, que había hecho algo diferente a los demás. Acaso le dieron a Puajj de hostias por haber manchado las paredes.
Pero algo cambió. Si Grok cazaba, ¿cómo saber que no era gracias a los garabatos de Puajj. Y si no cazaba, también. Si volvía vivo de sus andanzas, era por los dibujos de Puajj. Y si se lo merendaba un bicho, también.
Puajj por fin tenía una función en la caverna, aunque ni siquiera él sabía cuál era. Pero molaba. Los mismos que antes escupían a su paso, ahora lo miraban de otro modo. Su jodida diferencia empezó a dar dividendos. Los primeros derechos de autor de la historia fueron un buen filete de mamut y un buen filete de Ñam.
Es probable que le preguntaran a Puajj qué significaban esos dibujos, y que Puajj mintiera, como todo artista, como el primer artista, al fin y al cabo.
Pero os apuesto la mano izquierda, chicas, a que nadie le preguntó POR QUE los habia hecho.
Otro día hablaremos de lo hicieron los decendientes de Puajj, el enclenque, como esa pregunta vital y de cómo se convirtieron en sacerdotes cabrones, carceleros de los conocimientos vendidos al mejor postor.
Entre tanto, recordad a Puajj, el enclenque, el primer artista. Soñad, haceros preguntas.
Y no dejéis de menearosla.

5 comentarios:

Patty dijo...

TODO COMENZÓ POR PUAJ...
tiene cojones...
ya sabes que no me la puedo menear, pero soñaré por mi y por todos mis compañeros
por usted primero.

te diría todas las palabrotas del mundo, en plan de seguido, como en "oficio de tinieblas 5"; pero la peña se enCela.. de que somos vuestras niñas... (las antiliteratura)
niñata ruvia de los cojones,
pa servirte.

d dijo...

En ningún momento se explicita qué hay que menear. A mí me mola la historia.... seguimos siendo todos unos hijos de la gran gruta!!

Anónimo dijo...

por qué será que nos enamoramos de los Puajj pero quien nos ponen son los Grok. Me muero por saber qué pasará cuando a Ñam se le caigan las tetas. Espero impaciente. REYES.

Gsús Bonilla dijo...

depues de aquellos tiempos oscuros, vienieron otros más opácos todavía y recuerdo que los descendientes de puajj, solía decir no os la meneeís que os perdereís vision hasta quedaros ciegos.....


¡¡¡¡¡gueno, pues ya pararemos cuando nos pongan gafas¡¡¡¡

Dabiz del Reino dijo...

Que conste, sigo sin ser poeta pero ya soy de la versión beta...

Un abrazo para el Bill Gates argentino