martes, 11 de abril de 2017

La palabra prohibida

Soy la primera mujer.
Hecha del mismo barro que él.
A imagen y semejanza de un dios
que nunca me quiso comprender.

Me echaron del paraíso
por no  aceptar
como obligación la maternidad
por ponerme arriba en el placer
y a la misma altura que el hombre
en la tarea de fundar la humanidad.

En realidad
me desterraron
por pronunciar
la palabra prohibida.

A él le fabricó un suplemento
a partir de una costilla.
Ella no era del mismo barro
y aún sigue pagando
un precio muy caro por el hueso.

A sus descendientes 
las condenaron
a quitarse una costilla
para salir en las revistas.

A mí me pusieron como ejemplo
de lo que una mujer no debe ser.

Dijeron que yacía con demonios
y que me alimentaba de sangre
de bebés.
( Y lo de los demonios
puede que fuera cierto
pero es que los ángeles
son aburridos
y no saben tener sexo
sin pedir perdón después).

Me desterraron
por pronunciar 
la palabra prohibida.

Fui la primera vampira.
El monstruo al que había que temer.
El  borrón en el cuento perfecto
del creador.
El peligro de desobedecer.

Por lo que sé
a ella
la de hueso
y a sus descendientes
tampoco les va muy bien.

Las matan
porque quieren
o por no querer
les pegan más
les pagan menos
las fabrican en serie
teñidas de obediencia
y las condenan a rebajas
si se apartan del modelo.

Debería reírme de ellas
pero no.

A veces pienso
que el hueso y el barro
no se diferencian tanto.
Distinto material
y el mismo polvo
al final de los comienzos.

La otra mujer
era mi hermana.
Y que el hacedor se meta
donde le le quepa
su imagen y su semejanza
su perdón que no quiero
su árbol de la ciencia
y su juicio final

Más
ya
no nos puede castigar.

Por eso he venido a recordaros
hijas de eva
la palabra prohibida.

La que debéis repetir
y gritar
y grabarlos en la piel
y usar cuando queráis
que dejen de escucharos con desdén.

La que a mí
me costó el paraíso
que perdí
y doy por bien perdido.

La palabra NO.

Usadla cada vez que os simplifiquen.
Cuando os digan cómo
debéis vestir o desnudaros
a quién debéis amar y de qué modo.
Cuando os pongan limites
o pretendan compraros el dolor.

Y siempre
que os obliguen
a decir que sí.

Mi barro y vuestro hueso dirán NO.

Y cuando os pregunten
dónde habéis aprendido
la palabra prohibida
decidles que os la enseñó
vuestra querida tía
                                  lilith.

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