viernes, 20 de enero de 2012

Poemas de otros: Marta Oltra R-Santana

(Las nuevas voces tienen las mismas quejas, pero la capacidad de transmitirlas sin amargura. 
En los poemas de Marta Oltra R-Santana, el dolor más que un presagio, es una forma de cura.)




Como el periódico de ayer

Porque no siento nada
y lo siento todo,
porque bajo la tierra,
la humedad sigue escribiendo en gotas de agua
los versos de la esperanza.

Y como el periódico de ayer,
rodando por la acera,
despierto entre la multitud de un grano de arroz.

Un instante,
la casa del consuelo
en mitad de un terremoto.

Con un pie fuera de la cama,
ya no quedan supervivientes.
La escuela les ha callado la boca
y la razón ha pintado de blanco
los psicodélicos sueños
que hace un rato
me llamaban por mi nombre.

Y sin más, se desvanecen ante la verdad
a la que no quise mirar
ni agarrar de la mano,
solamente porque
en ella
tú no estabas.

Ya nada espero
salvo esa llamada
que ojalá
nunca llegue.


Todo poema empieza en una pregunta

Todo poema empieza en una pregunta.
La de las musas, en la cola del paro,
la de la torpe vida que atraviesa mis pasos,
la de la mañana anticipada y su insolente luz.
La del espacio, vacío, pero tan real,
la de esa voz que susurra adiós desde tantas direcciones,
la que se derrumba frente al espejo.

Y así, sucesivamente,
hasta que acaban devorándose entre ellas.
Pero todas son la misma,l
a que nunca  acaba,
la que siempre vuelve.

Todo poema termina de morir
con el sabor de algo
que nunca
terminaré de responder.



No lo sabes, todavía

Anulo las palabras,
ya no les queda voz.
Arrojo mis miedos,
ya no hay nada que temer.
Despeño mis razones,
caducas, tras el tiempo que te di.
Borro esas manos tuyas
que recorren otra piel,
y les pego un portazo
a las lágrimas que
me cuarteaban la cara
hasta ayer.

Arranqué de cuajo los alfileres del pasillo
que conducía hasta tu piel.

Ahora sólo te consiento en el espacio
en el que habitas,
en la ambigua geografía
de mis cicatrices.



La maleta

La maleta está abierta y repleta de mis cosas
pero de nada más.
No se si debiera deshacerla en este cuarto
o lo que de verdad me pide
es que la cierre y salga por la puerta
para siempre.

No sé lo que pretende
la maleta.

Yo espero quieta,
abrazada a mi duda
y el tiempo pasa y no perdona:
cuantas más arrugas tiene,
más me odia.
Y exige un paso:quedarme o irme.
como si pudiera elegir
entre dos muertes.

Y sólo hay una.

Pero aquí permanezco,
inmóvil,
sin saber cuáles son las ultimas letras
que debo escribir sobre el espejo
después de preguntarme
una y otra vez
que hago yo aquí.



Se regala una verdad

En las consecuencias de nuestra piel,
la poesía se desprendía de las páginas de mi edad,
hasta rodar por los agujeros
que recogen el paso del tiempo.

Sin leyes marcadas, ni cruces, ni balas.
Oxidada la cerradura de la puerta
y mis preguntas,sentadas en fila,
esperando devorar una respuesta.

Ilusas, que no saben nada.

Con dolor
os salvaré de la ignorancia.

Muy despacio y en voz alta.

No hay comentarios: