Una vez escribí que un catarro en agosto es algo así como una muestra gratis de la agonía.
Estaba en lo cierto.
La tele se repite, aunque esquive con habilidad los telediarios. Este fin de semana decidí levantarme y dejar que el sol me viera. Para que no me eche de menos. Caminé por mi nuevo barrio hasta tropezar con pequeño parque enrejado, media manzana de verde acorralada por edificios de Chamberí.
Y leí, leí durante horas.
Recorrí las ruinas todavía tibias de Chernobyl, y paseé por un Madrid amenazado por una banda de terroristas chulapos que se cubrían los rostros con caretas de Lenin. Sentí cierta empatía con un editor hipocondriaco que descubría -tarde- que un hombre empieza a morir por la polla, y con un cínico madero de vocación sonetista. Y deseé-odié-añoré a una muchacha que se tatuaba los amores perdidos en forma de versos en lenguas tan diferentes como las lenguas añoradas.
Y supe que la única justificación para dedicarte a escribir novelas es que te caiga un rayo en la cabeza
Y me sentí bien.
Y me reí de la agonía y sus muestras gratis.
Y cerré el libro, PUNTO DE FISIÓN, de David Torres.
Y recuperé las ganas de escribir que creía perdidas.
Como aquella vez, en 2004, cuando leí otra novela de Torres, El gran silencio, la misma semana en que yo había decidido dejar este rollo de la literatura porque nadie me publicaría jamás.
La misma semana en que empecé a escribir una novela que terminaría y publicaría y sería traducida a varios idiomas.
Me lié un cigarrillo (esta vez sin maquinita), y me quedó de puta madre.
Y fumando me fui del miniparque antes de que cerraran las rejas.
Y aunque al volver a casa me sentí un poco débil y tuve alucinaciones en las que hordas de jóvenes sosos invadían la ciudad con canciones bobas para adorar a un viejo vestido de blanco, me sentí mucho mejor.
No sé si ya tienes seleccionados tus libros para lo que resta de verano, ni hasta que punto te pueden influenciar las listas de los más vendidos, pero con o sin gripe de verano, te recomiendo Punto de Fisión si quieres vacunar tu estío contra el hastío de las novelas pre-cocinadas.
Punto de fisión. Recuérdalo. Puedes confiar en mi palabra.
Cuando tienes una gripe de verano,no te quedan fuerzas para mentir.
Ayer empecé a escribir mi nueva novela.
Me gusta y creo que a ti también te gustará.
Porque, una vez más,gracias al cabrón de Torres,recordé lo que es un buen libro y tal vez pueda escribirlos,además de leerlos.
1 comentario:
al leerte hoy también a mí me llaman las palabras, como lanzas que hacen no mejor pero si posible, la vida...
ha sido un placer, viajar esta tarde de acusaciones por tus mundos
saludos!
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