martes, 9 de febrero de 2010
Mujeres con gato (V)
Equipaje de caricias
Las mujeres con gato viajan con ellos, aunque crean que los han dejado de guardia en sus pisos, al cuidado de sus plantas y macetas, custodios de los peluches y muñecos que certifican que siguen siendo niñas.
Los gatos no pagan billete de tren, porque basta verlos para saber que cuando vamos, ellos están de vuelta. De allí que ellas crean que los han dejado en casa, olvidando que una mujer con gato es mucho más que una asociación felina.
Pero si en mitad del trayecto, una mujer con gato que cree viajar sin él, siente la necesidad de acariciar lo que deja atrás, allí está el lomo del gato, en la memoria, para que la caricia no deje más huella que la ausencia.
En los pisos temporalmente vacíos de ellas, los gatos centinelas recogen recuerdos felices para que las mujeres con gato, al volver, tropiecen con ellos y recuerden que ya están en casa.
Y los recuerdos, cuando ellas los levantan del suelo, ronronean.
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2 comentarios:
Me gusta la palabra ronronear casi tanto como leerte :)
Tienes magia de esa que pone el corazón blandito.
"Para que la caricia no deje más huella que la ausencia", frase genial y ese final, "Y los recuerdos, cuando ellos los levantan del suelo, ronronean" me parece apoteósica.
Un saludo indio
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