domingo, 10 de febrero de 2008

Lo que queda

Me rompí los ligamentos
cruzados
del pié izquierdo
tratando de ganar
un campeonato de karate que mi importaba una mierda
de no ser por la rubia
del cinturón amarillo
que al final se fue con otro
que no ganó ni nada
pero tençia moto.

Me rompí el hueso del nudillo pequeño
por no romper una puerta
y no romperle la cara a Sandra
que había dejado de quereme
y ella no lo sabía
todavía
mientras ganábamos el mundial del 86.

Me rompí los mismos ligamentos
cruzados
del pié izquierdo
(y uno más)
al saltar al pavimento
desde una camioneta
la segunda vez que volví a la Patagonia
en busca de una juventud que había perdido
y no lo sabía
todavía.

Me rompo los pulmones fumando
lo que nunca digo
me rompo el hígado lavando surcos
en la arena de la que siempre estuve hecho
me rompo en los bostezos
en las menitras que me quiebran
en las esquinas que ya no me esperan.

Lo triste de volverse viejo
me digo algunos días
es que sólo sé que sigo vivo
cuando palpo el borde
de mis heridas.

2 comentarios:

mer mer dijo...

Increíble que sea yo la primera en escribirte en este...

Bueno Sr. Salem no sé si te acuerdas de esta joven blogera, pero si es así, pásate otra vez por mi blog cuando te aburras. Y si no, también.

Un saludo, hombre que mandó a dios a la mierda.

Anónimo dijo...

Este poema es impresionante, amigo.