Este país tiene piel de dinosaurio
y memoria de pez
de pecera domestica y pequeña.
Exhibe sus tesoros en museos previo pago
y esconde a sus muertos en cunetas
al costado de autovias de peaje
hacia el olvido.
En este país, en un tiempo de historieta,
nunca se puso el sol;
perdió el mejor color de su bandera
por miedo a decidir,
y una guerra justa
que aun no ha terminado.
Ese país se avergüenza de si mismo,
salvo cuando gana un mundial,
una eurocopa,
(mejor no hablar de Eurovisión),
mira hacia el costado
cuando sus hijos del sur
tocan la puerta,
y ejecuta reverencia cortesana
cuando el norte lo demanda.
Este país no cree en su pasado
y por eso confía a los mercados su futuro.
Escupe a sus parados,
niega a sus viejos,
apalea a los jóvenes de todas las edades,
y lo gobiernan los tontos del pueblo,
solemnes,
como solo saben serlo los orates.
Este país,
desde hace años,
es mi país.
Por eso
duele
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