“No existen las coincidencias laborales, ni siquiera artísticas, pero en lo sentimental
sí que existen”, Carlos Salem
Si ayer leísteis la primera parte de esta increíble entrevista a Carlos Salem, os aseguro que esta de hoy os dejará más boquiabiertos, si cabe. ¿A qué esperáis para leerla?
Dices que tú también puedes escribir una jodida historia de amor, ¿crees que hay demasiada gente que las escriba?
Al contrario, creo que se escriben demasiado pocas. Lo que pasa es que cuando se escriben historias de amor se escriben tópicos imitando películas yankees, la típica escena en la que se va la chica en un avión, llega él y habla con todos los pasajeros que esperan para subir y le dejan pasar… eso no ocurre y lo más probable es que te inflen a hostias y que cuando la encuentres ella se lo esté montando con el azafato del avión.
Siendo cínico pero romántico al mismo tiempo, creo que las historias de amor que se escriben para vender, estas típicas de los candaditos, apelan un poco al tópico, no a la realidad de lo tarados que nos volvemos cuando nos enamoramos. A mí siempre me ha fascinado eso, cuando lo observo, que nos volvemos rabiosamente imbéciles.
Yo no creo eso que dice Punset de que es cuestión de elementos químicos; eso será a él que solamente come pan de molde. El amor es mágico, una coincidencia de salir, conocer a una personar, hablar dos horas con él y te vas a la cama… Puedes no verla más o incluso igual te enamoras durante un tiempo de tu vida. Y eso no está mandado por cuestiones químicas, si no por coincidencias, cruces de caminos.
Decía la protagonista de “Los amantes del círculo polar”, que podría contar su vida uniendo coincidencias, ¿tú también lo ves así?
No existen las coincidencias laborales, ni siquiera artísticas, pero en lo sentimental sí que existen. Ese mismo día que tú no vas a tomar una caña con la persona con la que te ves, eso no quiere decir que nada, pero igual vas y te cambia la vida durante unos meses.
En un momento y lugar dos personas coinciden con un momento, no de soledades, sino de necesidad de carencias y de coincidencias. Pero no coincidencias en el sentido de que coincidan las piezas de un puzle, sino todo lo contrario, como si se derramase azúcar sobre la mesa y un grano quedase pegado a otro.
Yo creo que se escriben pocas historias de amor porque realmente da mucho pudor contar lo que realmente te pasa, las pequeñas miserias, las pequeñas glorias, y se tiende a contar el estereotipo, en lo que las películas yankees han hecho mucho daño.
Sin embargo, una historia de amor que a mí me parece maravillosa es la que se cuenta en “Cinema Paradiso” y sin embargo ves que es de desamor, que no coinciden. Pero son etapas de la vida, de momentos que han pasado. Somos muy inexactos, en un momento determinado se nos desacomoda el alma; tú coincides con alguien y está todo genial pero luego pasa un tiempo y no lo ves más y piensas en lo poquito que faltó para que fuera algo más… Pues ese poquito es la diferencia.
Se podría decir que la mayoría de la gente te conoce gracias a internet, a blogs tuyos como “El huevo izquierdo del talento”, ¿qué ha significado para ti internet?
A mí, comenzar a publicar en la época de internet, me valió para no depender de la atención de los grandes medios que por espacio limitado u otras cosas no pueden estar atentos a todo lo que sale si no estás encajado en una moda y yo para eso voy muy a mi bola.
Internet es muy democrático, puede publicar cualquiera. Yo pongo en Twitter un fragmento de un poema mío y si la gente me lo retwittea, eso está llegando a gente que decide si le gusta o no le gusta, sin tener que estar todo el tiempo en un escaparate.También he tenido mucha suerte, siempre he tenido detrás un soporte papel para que la gente pueda leer más sobre mí que lo que está en internet.
De todas maneras, ¿por qué este miedo o recelo de todos los artistas, ya sean cineastas, músicos o incluso escritores hacia el Intenet?
Si yo quiero regalar un poema, un cuento o una antología a unos amigos, como he hecho, pues lo comparto, pero eso no deja de ser mi trabajo. Si a mí se me rompe el calentador y llamo al fontanero, él me va a cobrar por arreglarlo, es su trabajo.
Me parece que hay un error en decir que lo que tú haces artísticamente te ves obligado a regalarlo. Y lo bonito que tiene cualquier forma de arte es que es necesario, no imprescindible para respirar, pero quizás sí imprescindible para no pegarte un tiro, pero para comer, vivir, curarte no es imprescindible que haya películas o novelas. Entonces, que eso tenga que ser necesariamente gratuito porque alguien lo diga, dando por supuesto que ya me pagará movistar o un patrocinador, pues es un error.
Si a mí un día me da por compilar todos los poemas y relatos que publico en mi blog y hacer un libro con ello, la gente tendrá que comprarlo. No me voy a ver obligado a que me lo pirateen, yo se lo regalaré a quien me lo pida y por eso lo pongo en un blog, sin miedo alguno.
A mí me piden un libro, como me han pedido para una editorial pequeñita de Cuba, y no tengo ningún problema en regalarlo porque es mía, ahora, no es tuyo cuando lo robas o lo compras o lo que sea, es tuyo cuando lo lees, pero la autoría no, eso nunca.
No creo tampoco que quien se descargue una película sea un criminal, pero de ahí a que se institucionalice que estas cosas tienen que ser gratis por cojones, me parece que ahí hay un error de bulto, con todos los respetos para el que piense lo contrario.
Mañana podréis encontrar la última y más extensa parte de la entrevista.
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