viernes, 5 de septiembre de 2008

Al maestro, con cariño




LA NOTICIA:


Andrea Camilleri gana
el II Premio Internacional de Novela Negra RBA


En La muerte de Amalia Sacerdote "es el mismo lector
quien debe desenmascarar la trama"




Barcelona, 4 de septiembre de 2008 - La muerte de Amalia Sacerdote, de Andrea Camilleri, ha sido la obra ganadora de la segunda edición del Premio Internacional de Novela Negra RBA. El conocido popularmente como “Crimen del Garlasco” -un hecho real bastante famoso en Italia por la gran repercusión que tuvo en los medios de comunicación- le ha servido a Camilleri como punto de partida para crear la novela.

De esta forma, Camilleri se alza con el galardón mejor dotado de este género -cuyo reintegro asciende a 125.000 euros-, y firma así su primera novela policíaca sin la presencia de Salvo Montalbano, su entrañable comisario de policía. Según el autor, “a diferencia de la saga Montalbano, en esta obra no hay un detective que investigue los hechos, sino que es el mismo lector quien debe desenmascarar la trama”.

La novela, que adopta desde su primera página “un enfoque periodístico”, según el autor, transcurre en la redacción de la RAI en Palermo. La capital de la Sicilia contemporánea, ha sido el escenario elegido por el autor para desarrollar esta magnífica trama en donde política, mafia y familia conforman una red tan sólida, que hasta la justicia y los medios de comunicación están a su servicio.

El escritor, director teatral y guionista italiano, que no ha podido asistir a la entrega, ha querido agradecer el premio mediante videoconferencia y ha enviado un mensaje a sus lectores españoles: “En el pasado se decía que el medio era el mensaje, para mi, mi mensaje son mis libros. Yo como lector leo autores españoles, por lo que se produce un intercambio continuo, la maravilla de la inexistencia de obstáculos”. Asimismo, Camilleri ha querido destacar que ”desde España me llega un mensaje de libertad, y no puedo decir lo mismo de lo que veo aquí, en Italia….”

Lorenzo Silva, encargado de comunicar el fallo del jurado, ha destacado “la solidez de la trama criminal, la construcción de los personajes y la maestría en el manejo de la intriga” de la obra ganadora. Silva, portavoz del jurado integrado por Soledad Puértolas y Suso de Toro, el periodista Antonio Lozano y la editora de RBA Anik Lapointe, ha querido destacar la novela “Giley”, de Julián Ibáñez, “por su especial interés y por presentar una vía novedosa dentro del género español”.

Joaquim Palau, director general de RBA Libros, ha querido destacar que el premio pretende consolidar al grupo como especialista en el género negro, al tiempo que, “colabora a que el género negro sea considerado como literatura con mayúsculas”.

Joaquim Palau también ha hecho una especial mención a Francisco González Ledesma, vencedor de la primera edición del Premio con el libro Una novela de barrio que desde su publicación ha cosechado grandes críticas, y se ha convertido en uno de los libros más leídos de este año”.

La muerte de Amalia Sacerdote llegará a las estanterías de las librerías españolas el 9 de octubre y, a principios del 2009, ya estará disponible también para su público en Italia de la mano de la editorial Sellerio Editore.


EL COMENTARIO:


Hay mucha gente que lee novelas y aún no conoce a Andrea Camilleri. También, por suerte, hay mucha gente que lo conoce y contagia. Para los primeros, no cabe duda de que el premio RBA supondrá el anzuelo para pescarlos en las aguas mediterráneas del escritor siciliano. Descubrirán por qué este veterano viejo zorro te atrapa desde la aparente sencillez y te convierte en cómplice.

Camilleri usa el humor para envolvernos en sus palabras, porque estoy convencido de que conoce un secreto que los demás ignoramos. Y es un humor de aquí, mediterráneo, latino y milenario a la vez. Cualquiera que lea una de sus historias sobre Vigatà (tanto la serie de Montablano como las otras novelas), creerá que está en un pueblo cualquiera de esta España que se apoya en el mar pero siempre mira más lejos.
En lugar de reflejarnos en los autores yanquis y copiarles los tics, los que pretendemos escribir novelas con un fondo policial deberíamos tomar ejemplo del maestro y darnos una vuelta literaria por cualquier pueblo de nuestras costas, agrandado hasta creerse ciudad.
Allí encontraríamos la risa y los cuernos, la muerte y los pulpitos, la sopa del mar en la que necesariamente nos cocemos y nos renovamos.
Allí está todo pero nos acercamos con prevenciones, como si un crimen cometido en Ronda tuviera menos glamour que uno perpetrado en Queens. Ese complejo del chico de la vuelta de la esquina (subestimar lo cercano porque lo damos por sabido aunque no sepamos nada) no es exclusivo de aquí. También estaba presente en mi otro país,la Argentina en la que nací y tengo enterrado el ombligo.

Generaciones y generaciones de intelectuales que se han gastado buscando la cuadratura del círculo, experimentos con y sin gaseosa para mostrarse como vanguardia o modernidad, y todo para que el viejo pícaro y sabio nos de una lección de humildad en novelas como La forma del agua, El olor de la noche, La voz del violín, La temporada de caza, El movimiento del caballo... podría seguir hasta agotar toda la obra de Camilleri, y siempre me reservaría una enseñanza en su nueva novela, la que sea, la que le salga de ahí escribir en ese momento, porque con la pila de años que tiene, el siciliano se niega a renunciar a contar su aldea sin amargura y sin concesiones.

Me alegra el premio pero como a cualquier camillerista me entristece que el premio suponga muchos más lectores, muchos más escritores en potencia, muchos más candidatos a comprender la sencilla lección magistral de Camilleri, que para mí se basa en tres puntos:
1) a la literatura hay que tomársela en serio entre carcajadas, como a la vida.
2) la solemnidad mata al arte o por lo menos impide que se le ponga dura.
3) Los lectores no son gilipollas, aunque a veces dejen que se los trate como a tales.

Camilleri aplica esa recetas en todo lo que escribe y todo lo que escribe llega, conmueve, provoca. Y lo hace sin estridencias, sin códigos davincis o templarios pasados de fecha.
Salvo que me engañe la memoria (mala mujer), en ninguna de sus tramas aparecen conspiraciones de alcance nacional, ni depende de Montalbano salvar el mundo ni el país. Se conforma con salvar al individuo, al mejor estilo de Chandler pero frente al mar, comiendo unos salmonetes como para ponerles un piso y dudando entre el amor y la cómoda soledad del que nunca está solo del todo.

He cometido la audacia de poner a un Camilleri desnudo y astuto dentro de la trama de Matar y guardar la ropa. Sé que, si alguna vez llega a leer el libro, el viejo maestro se reirá del descaro de este novato de 48 años que tal vez aprendió algo a fuerza de leerlo una y otra vez. Y confieso sin vergüenza que uno de los gustos que quisiera poder darme si esto de los libros funciona, sería conocerlo en persona y sentarme con él, en una roca plana para ver cómo el agua lava la tierra sin prisa, y maldecir, juntos, cuando se acerque una nube.

1 comentario:

Anyuletta dijo...

Me encanta el viejo. Me hace reir al igual que Markaris y su Comisario Jaritos. La verdad que en este mismo momento estoy en una maratón de lectura de novela negra en la trilogía: Wallander, Montalbano, Jaritos. Estoy tratando de develar cuál me gusta mas y no puedo decidirme, aunque el viejo, me parece, va a ganar la pulseada.
"Menos mal que los periodistas se preocupan por investigar determinadas cosas, porque si dependiéramos de la policía...", le dice la mujer de Jaritos mientras miran la televisión. jajjaja